tag:blogger.com,1999:blog-27682049467161756552024-03-05T05:56:30.818+00:00TOKIO AzulAnonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.comBlogger118125tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-64563780582768867152016-03-13T13:00:00.001+00:002016-03-13T13:00:36.714+00:00El pianista"Tiene el corazón agotado" le dijeron. Estaba sentado a mi lado. Quien se lo dijo no era el médico y tampoco creo que fuera la enfermera. Era solo alguien que pasaba por allí, que le miró a los ojos y que le dijo solo eso, que tenía el corazón agotado. Le vi bajar la mirada, mirarse la palma de las manos y quedarse así, con las palmas hacia arriba surcadas de telarañas.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-82589872981504941242014-07-12T16:28:00.000+01:002014-07-12T19:32:55.794+01:00Exp.n-6<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">-¿Me quieres?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">-No. Ya no.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Era la única escena de su vida que recordaba cada mañana. No el nacimiento de su hijo. No el día que le conoció y creyó morir de amor. No cuando sujetó su mano y temblando ajustó el anillo en su dedo. No la primera vez que la llamó mamá. <i>No. Ya no</i>. Aquella mañana no derramó ni una lágrima. Ni al día siguiente. Ni al otro. No lloró. Llevaba años sin llorar. La psicóloga del centro llevaba los mismos años intentando buscar el mar en sus ojos. Le decía que alguien, en su infinita sabiduría, nos había llenado los ojos de agua de mar para curar las heridas.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Tocó suavemente la puerta antes de entrar. Siempre lo hacía a pesar de ver a sus compañeros entrar sin ni siquiera pedir permiso. Ella la esperaba como siempre: intentando disimular con una sonrisa la frustración que le producían aquellos ojos llenos de dolor y su incapacidad para inundarlos, aunque fuese sólo durante unos segundos. Estaba segura de que lo único que la curaría sería llorar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">- Hola Belén</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">- ...</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">- ...</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">- Belén...¿estás llorando?</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">- ...</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Y lloró. Lloró el dolor que había guardado tanto años. <i>No. Ya no</i>. Desde aquel día no le había vuelto a ver. Hoy ha ingresado en el centro. Uno de los cuidadores lo ha sentado a su lado en la mesa del desayuno. Sin querer ha rozado su mano al intentar coger el pan. La volvió a rozar cuando casi tira el vaso de zumo. Le dio las gracias cuando le acercó el vaso a los labios. Le dijo su nombre y le preguntó el suyo. <i>Belén ...¡Qué nombre tan bonito! ¡Seguro que le acompaña una cara preciosa! Permítame conocer sus manos. A las caras todavía no me acostumbro pero las manos que acaricio nunca las olvido. </i>Y acarició sus manos<i>. Nunca había "visto" unas manos tan pequeñas. Intentan que reconozca a la gente acariciando sus caras pero prefiero las manos, ¿sabe? Las manos son el espejo del alma. Y las suyas están ardiendo...¿se encuentra bien?</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">Exp.n-6 Aurora Suárez Galindo</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">10/07/2014</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">Hoy Aurora (Belén en lo sucesivo como prefiere que la llamen) ha liberado su dolor llorando. No he logrado averiguar el detonante, pero sin duda algo ha pasado hoy para que su respuesta a la terapia haya sido, por fin, el llanto. He pedido a las animadoras y personal del centro que estén atentos a algo inusual en su comportamiento. Preocupa este cambio de actitud sin motivación aparente.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">Exp.n-6 Aurora Suárez Galindo</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">17/07/2014</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">Belén ha acudido hoy a la terapia mucha más animada.Por primera vez ha respondido a su nombre aunque me ha pedido, casi con desesperación, que la siga llamando Belén. Ha insistido mucho en este punto. (Comentar con M. si alguna vez la llaman por su nombre y reacción) Le he preguntado por el nuevo interno del que no se separa en todo el día. No ha querido hablar. Las cuidadoras le dejan hacer. Adoptando la responsabilidad de su cuidado, ella ha mejorado notablemente.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">Exp.n-6 Aurora Suárez Galindo</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">26/07/2014</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">Aurora ha fallecido hoy a las 6:50 am. Ha aparecido la lado de su compañero inseparable de las últimas semanas. El forense ha establecido una diferencia aproximada de cuatro o cinco horas entre la muerte del primero y la posterior de ella. En sus fichas aparece una misma persona de contacto, su único hijo.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">Cierre de expediente.</span></i></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-9140956763506063442014-06-13T14:34:00.001+01:002014-06-13T14:34:39.218+01:00LÁGRIMAS en el Café<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Se despertó. Las sábanas estaban frías y ella desnuda. La casa parecía la de siempre pero algo <i>no era como siempr</i>e. Se levantó despacio, como cada mañana, por ese miedo a un derrame cerebral. Lo que para otros pasó como un suceso más cuando tenía dieciséis años, para ella fue algo que marcó todos sus despertares. La madre de un amigo había muerto, mientras desayunaba, de un derrame cerebral. A ella le impactó. Le impactó tanto que desde ese día se despertaba despacio, se levantaba despacio y caminaba despacio hacia la cocina; no quería morir como aquella mujer. El miedo creció cuando nació su hija. No quería dejarla sola como se quedaron su amigo y sus hermanos pequeños.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">No tenía frío a pesar de que no solo las sábanas parecían de hielo. También el suelo. No así el aire que respiraba: no lo sentía al entrar en sus pulmones. Caminó despacio hacia la cocina. Su hija miraba fijamente la taza que daba vueltas dentro del microondas. La taza paró de girar. La niña, que ya no era tan niña, volvió a desayunar, como cada mañana, lágrimas en el café.</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-23993780487095775012014-05-27T12:26:00.000+01:002014-05-27T12:26:28.922+01:00Los ZAPATOS Grises<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Tenía miedo a los ojos. Caminaba siempre mirándose los pies. Los suyos y los de los otros. La llegada de los semáforos sonoros le sirvieron de gran ayuda, y cuando los semáforos no cantaban su color verde volvía a mirar los pies. Los pies de los otros. Si estos comenzaban a caminar, él caminaba. Sólo una vez casi le atropellan. Desde ese día supo que debía seguir a muchos pies, no a uno solo. <i>Hay pies que buscan la muerte.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Según su estado de ánimo seguía a unos u otros zapatos y casi podía apostar a dónde le iban a llevar esos pies sin equivocarse.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Aquella mañana el peso de las nubes sobre su cabeza le hizo escoger aquellos. Habían sido depositados por su dueña en el borde de la acera. Parecía que temblaban. Eran grises como ese cielo plomizo que les protegía hoy de cualquier amenaza de felicidad.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">El semáforo comenzó a cantar. Los zapatos grises, que se habían mantenido al borde de ese precipicio de diez centímetros, cayeron durante un segundo para seguir temblando, pero esta vez sobre la firmeza del asfalto. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Era la primera vez que no sabía a dónde iba. En realidad, nunca lo sabía, pero sí lo intuía. Era la primera vez que sus pies temblaban, a cada paso, como los de ella.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Caminaron durante horas. Sin darse cuenta, el asfalto se había vuelto blando. Sus pies se enterraban en la arena negra y los zapatos grises, antes temblorosos y pesados, parecía que flotaban. Se detuvo. Ellos también. Ya no había semáforos que cantaban el ritmo de los pasos, ahora eran las olas las que lo hacían. Y, por primera vez, quiso saber más. Quiso saber qué ojos acompañaban a esos pies. Y lo hizo. Los miró. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Los zapatos grises aún permanecen ahí, entra las rocas. Los que no eran grises siguen flotando, persiguiendo a las olas.</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-50747955873220787292014-03-25T15:07:00.000+00:002014-03-25T15:07:02.100+00:00ONCE años en SEPIA<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #76a5af;">Tenía once años. Eso era lo que decía su madre. También la partida de nacimiento. Pero estaba segura de que allí había un error. Cuando cerraba los ojos se acordaba de esos once años de mucho tiempo atrás. Vestía un traje blanco de organdí que si lo llevase ahora, parecería sacada de una de esas fotografías color sepia que tanto le gustaba ver en los puestos del Rastro. Allí fue donde, por primera vez, supo que había vivido ya. Era domingo, la mañana siguiente a su undécimo cumpleaños. Era la primera vez que iba al Rastro y era lo único que quería de regalo: pasear por los puestos, oler a viejo, acariciar las arrugas del tiempo y encontrar aquella muñeca que había perdido cuando tenía aquellos otros once años. No encontró la muñeca pero sí las fotos. Estaban dentro de una lata de galletas oxidada. Parecían no formar parte de aquel puesto en el que se vendían lámparas antiguas y bombillas. Algunas funcionaban y, cuando lo hacían, iluminaban con el color del pasado aquel domingo presente en el que el tiempo, vestido de papel en sepia, le contó la verdad. Estaba allí. En aquella lata. Su madre nunca entendió qué vio su hija en aquellas fotos. Por qué, desde aquel día, se instaló en sus ojos la tristeza. Y por qué buscaba, cada domingo, latas de fotografías antiguas. Nunca encontró la que buscaba. La foto de su duodécimo cumpleaños nunca apareció.</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-467935274596990452014-01-17T08:27:00.000+00:002014-01-17T08:27:04.473+00:00Una HISTORIA de AMOR<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8; font-family: lucida grande, tahoma, verdana, arial, sans-serif;"><span style="line-height: 18px;">La chimenea ante la que se calentaba era imaginaria. No lo era la manta marrón que le cubría las piernas. Tampoco el andador que tenía siempre cerca por si necesitaba ir al baño. Sí eran imaginarias las cortinas de flores que cubrían las ventanas, el olor a madera de los muebles y la piel tersa de sus manos.</span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<div>
<span style="color: #9fc5e8; font-family: lucida grande, tahoma, verdana, arial, sans-serif;"><span style="line-height: 18px;"><br /></span></span></div>
<div>
<span style="color: #9fc5e8; font-family: lucida grande, tahoma, verdana, arial, sans-serif;"><span style="line-height: 18px;">Sus manos. No las suyas. Las de él. También pequeñas y tersas. También imaginarias.</span></span></div>
<div>
<span style="color: #9fc5e8; font-family: lucida grande, tahoma, verdana, arial, sans-serif;"><span style="line-height: 18px;"><br /></span></span></div>
<div>
<span style="color: #9fc5e8; font-family: lucida grande, tahoma, verdana, arial, sans-serif;"><span style="line-height: 18px;">La chimenea le sigue dando calor. Acerca su mano al fuego. Él, sentado a sus pies, apoya la cabeza en sus rodillas. Parece dormido pero también mira al fuego. Coge su mano. No quiere que se queme. La acaricia suavemente..."siempre seremos amigos...más allá del amor, siempre serás mi mejor amiga".</span></span></div>
<div>
<span style="color: #9fc5e8; font-family: lucida grande, tahoma, verdana, arial, sans-serif;"><span style="line-height: 18px;"><br /></span></span></div>
<div>
<span style="color: #9fc5e8; font-family: lucida grande, tahoma, verdana, arial, sans-serif;"><span style="line-height: 18px;">Empieza a gritar. Como puede aparta la manta envuelta en llamas de sus piernas. Una de las cuidadores acude corriendo sin dejar de lamentarse por su mala suerte: sabía que hoy tenía un mal día y que aquellos arranques no dejarían de sucederse durante toda la noche. A duras penas la convence de que allí no hay llamas, ni fuego, ni chimenea.</span></span></div>
<div>
<span style="color: #9fc5e8; font-family: lucida grande, tahoma, verdana, arial, sans-serif;"><span style="line-height: 18px;"><br /></span></span></div>
<div>
<span style="color: #9fc5e8; font-family: lucida grande, tahoma, verdana, arial, sans-serif;"><span style="line-height: 18px;">Deja de sentir el calor. Cierra los ojos. Sigue sujetando su mano. Nunca ha dejado de hacerlo.</span></span></div>
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-83321674612753454842013-12-12T13:48:00.001+00:002013-12-13T08:28:12.683+00:00Un SUEÑO cumplido<span style="color: white; font-size: large;">Attikus presenta El destino de las palabras</span><br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Hace tiempo que no escribo en Tokio Azul...No es porque quisiera abandonarlo, ni mucho menos. Tampoco porque se me hayan acabado las palabras...Es solo que he dedicado todo este tiempo a las palabras de otros. A leerlas una y otra vez. A soñar que esas palabras volaban desde mis dedos al teclado, hasta los labios susurrantes de miles de lectores que las leerían...Imaginaba que la pantalla del ordenador se convertía en una botella y dentro de ella guardaba un mensaje. El primer mensaje, <i>El destino de las palabras</i>, ya está en el mar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="http://www.canarias7.es/blogs/ciclotimias/2013/12/el-destino-de-las-palabras.html">http://www.canarias7.es/blogs/ciclotimias/2013/12/el-destino-de-las-palabras.html</a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzxxtwFVZOtO4x3fWvNXGudb6LIgjejNYjyY8Rv-L2COlGE0YSkJWS1VIMo8YaRngLwfYNGJIOLdDVDIo0kuJd2dr74TleJqBMYiYXNXypiZmniTBYWFY5Uzzrcyao4db4ak0by-Bs1EIF/s1600/DDP-PTD-131123.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjzxxtwFVZOtO4x3fWvNXGudb6LIgjejNYjyY8Rv-L2COlGE0YSkJWS1VIMo8YaRngLwfYNGJIOLdDVDIo0kuJd2dr74TleJqBMYiYXNXypiZmniTBYWFY5Uzzrcyao4db4ak0by-Bs1EIF/s320/DDP-PTD-131123.jpg" width="209" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-42333222619894053182013-10-24T14:13:00.000+01:002013-10-24T14:13:00.159+01:00Los ZAPATOS que no caminan se mueren<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Había salido de la ducha a toda velocidad. Se había vestido con la misma velocidad, maquillado, peinado y metido en el ascensor. Sólo se había parado unos minutos más de los necesarios para cambiar de zapatos. Dejó a un lado los tenis plateados que, a fuerza de tanto caminar, ya no parecían tan lustrosos. Habían envejecido igual que lo habían hecho esos plátanos que había comprado muy verdes hacia tres días, que seguían igual de verdes esta mañana y que ahora, varias horas después, parecía que habían caminado mucho, como esos tenis, y ya no eran tan verdes.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Rebuscó entre las cajas de zapatos y los encontró. No sabe qué le hizo recordarlos. Sólo se los había puesto tres veces. Eran algo extraños: parecían babuchas. Pero lo que los hacía más especiales era la pequeña pulsera, a modo de brazalete, que se ajustaba a su tobillo. Había tardado muchos años en aceptar sus tobillos...y sus muñecas. Desde aquella vez que en el instituto, después de haber estado haciendo un ejercicio de matemáticas en la pizarra y volver a su pupitre, un compañero de clase, Marino, se agachó a su lado y rodeó su tobillo con los dedos, también a modo de pulsera. No le hizo falta utilizar las dos manos: su delgado tobillo cabía perfectamente entre su índice y pulgar. Le dijo que nunca en su vida había visto unos tobillos tan delgados. Apartó los pies rápidamente intentando esconderlos y cubrirlos con la falda que llevaba. A partir de ese día,durante mucho tiempo, los ocultó.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Cogió los zapatos, se los puso y se quedó contenta con el resultado.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Salió del ascensor. Se metió en el taxi y pidió que la llevara a toda velocidad a la antigua Clínica del Pino. Una vez allí preguntó varias veces por una tienda de música hasta que la encontró. Consiguió los libros que buscaba. Sacó el monedero al tiempo que se le caían unas monedas y se dio cuenta: sus pies estaban rodeados de lo que parecían hojas secas. Hojas secas negras. A sus zapatos les había llegado el otoño y se deshojaban. Llevaban tanto tiempo en el armario que ninguna estación había pasado por ellos. Se agachó y los acarició. Intentaba con aquel gesto que no siguieran deshaciéndose, pero lo único que lograba era quedarse con más hojas entre los dedos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Salió de la tienda de música y caminó hacia Triana dejando un rastro de otoño a cada paso.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-27350774713095395562013-10-14T06:55:00.000+01:002013-10-14T06:55:25.152+01:00SUEÑOS<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #ffe599;">"Siento un gran vacío sin ti…"</span></i></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Aún podía leer las letras que habían sobrevivido, como agarradas a un salvavidas, en ese pequeño mar de tinta que teñía el papel. Caminaba distraída por la arena recogiendo conchas con las que iba llenando un pequeño jarrón de cristal en el que siempre decía guardaba un pequeño trozo de mar. Sobresalía un poco entre la arena y la espuma que traían las olas. La cogió, con manos temblorosas y lágrimas en los ojos, sin poder creerse que uno de los sueños que encabezaba la lista de sus </span><i style="color: #9fc5e8;">Sueños por Cumplir</i><span style="color: #9fc5e8;"> se acababa de hacer realidad.</span></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">Sueños por cumplir</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">1-Encontrar un mensaje en una botella.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">2-Que Neptuno venga a buscarme a la orilla y me lleve a dar un paseo al fondo del mar.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">3-Que me regalen un perro grande, muy grande, para darle la comida que no me cabe.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">…</span></i></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #ffe599;">“Siento un gran vacío sin ti</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #ffe599;">1932”</span></i></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Su lista de sueños había ido creciendo con los años. Unos se habían cumplido. Otros seguían esperando. Neptuno (aunque no lo recordaba), la había llevado al fondo del mar. Lo supo por las algas enredadas una noche en su pelo y por el sabor a sal que quedó para siempre en su piel. Lara, la Golden Retriever que apareció malherida una mañana en la puerta de casa, se puso sana y fuerte y, misteriosamente, engordaba más rápido de lo normal, a pesar de que solo comía su ración diaria de pienso.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">Sueños por cumplir</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">…</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">28-Que este amor sea eterno</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">…</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">31-Que no se olvide de mí</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">…</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">59-Que no se vaya…por favor…que no se vaya…</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">…</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">62-Duerme mi amor y espérame allí.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">63-Enviar un mensaje en una botella.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #ffe599;">“Siento un gran vacío sin ti</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #ffe599;">1932</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #ffe599;">2033”</span></i></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-26979862279494207322013-10-08T07:50:00.002+01:002013-10-08T07:53:09.827+01:00NANCY<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #6fa8dc;">Todas las mañanas al levantarse lo primero que hacía era comprobar su Facebook. Revisaba las actualizaciones, las solicitudes y los post de sus amigos más interesantes, pero lo que la tenía más enganchada era el muro de alguien que le había pedido amistad. No la conocía, pero a pesar de que esa no era su política habitual -<i>solo amigos y conocidos</i>- la aceptó. Entraba en su muro intrigada por esa vida, <i>falta de vida</i>, que allí podía leer cada mañana. Sabía de sus estados de ánimo por las frases con las que se despertaba. Sabía lo que leía (best-sellers que dejaban mucho que desear), la música que le gustaba, y la no-vida que llevaba. Colgaba fotos, de fiesta en fiesta, acompañadas de pequeñas frases, nunca exentas de alguna falta de ortografía, que no hacían más que confirmar que detrás de aquellos ojos, que parecían sonreír, no había absolutamente nada. Pero aun así la seguía. Había semanas en las que no aparecía nada nuevo y hasta se preocupaba pensando que quizá le había pasado algo. Le escribía mensajes que nunca enviaba. No quería romper esa línea que marcaba la diferencia entre visitas al muro de forma anónima y evidenciar un seguimiento con nombre y apellidos. Y, de repente, aparecía otra vez. Nunca parecía la misma. Varios kilos de más o de menos, según la estación. Los que nunca cambiaban eran sus ojos. Eran como los de aquellas Nancys de su infancia: secos.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #6fa8dc;"><br /></span></div>
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<span style="color: #6fa8dc;">Era lunes. Encendió el ordenador e introdujo las palabras….<i>Face…Clave…Buscar</i>…No aparecía entre sus amigos. Ni en el buscador. Por un momento sintió un pequeño vacío. Nada parecido a esa indignación que sufren los que son borrados así de la pantalla.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #6fa8dc;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #6fa8dc;">Martes. Encendió el ordenador…<i>Face…Solicitud de amistad</i>…Otro nombre, otra cara…pero los mismos ojos de muñeca: secos…<i>Rechazar solicitud</i> .</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-76279014700588980892013-09-17T11:10:00.004+01:002013-09-17T11:54:21.514+01:00GRIETAS en el Espejo<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Había decidido no salir a la calle mientras durase aquel permiso. No. En realidad no lo había decidido ella, lo decidió el miedo. Los terribles dolores de cabeza que había sufrido durante más de un año, y que parecía que había superado, habían vuelto con más fuerza.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">Aquella mañana se había levantado temprano. Desde que él había salido de su vida los pequeños rituales matinales se presentaban de otro color. Lo que antes vivía en blanco y negro ahora se teñía con pequeñas manchas de rojo, azul, amarillo... Se miraba al espejo. Todavía quedaban sus huellas en él. Hacía caso omiso a su madre, que no entendía por qué no lo cambiaba de una vez. Ella sí lo sabía. Quería olvidarle, y lo estaba consiguiendo, pero necesitaba no olvidar aquello por lo que debía olvidarle. Las grietas deformaban su sonrisa, una sonrisa que había prometido regalarle a sus labios todos los días, pidiéndoles perdón por haberles traicionado dejando que cayeran a sus pies detrás de cada golpe.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Terror. Dicen que el miedo se huele. Si es cierto, ella, ahora mismo, es la esencia del terror. El teléfono había sonado temprano. <i>Seis días…Sí…No. No le han puesto la pulsera</i>…Cerró la puerta, cerró las ventanas, bajó las persianas y comenzó a temblar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">Se vistió intentando parecer atractiva. Seguía sin creerse que lo era y que solo gracias al maquillaje y la ropa un poco ajustada lograba no parecer un espantapájaros…¡Espantapájaros!¡Nunca había visto un espantapájaros disfrazado de puta!...Cerró los ojos y se tapó los oídos. Por fin había conseguido una entrevista de trabajo. No quería desaprovechar esa oportunidad que había tardado tanto en llegar. Cogió el bolso, las llaves y cerró la puerta.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">Tengo una entrevista de trabajo…Tengo una entrevista de trabajo…Tengo una entrevista de trabajo… Y cerró los ojos. Los tuvo cerrados once meses. Los médicos creían que no le quedarían secuelas si lograba despertarse. No encontraban explicación médica para la inconsciencia que sufría. Los martillazos en el cráneo no le habían afectado neurológicamente y los de la cara y el resto del cuerpo solo habían roto huesos, pero no habían dañado órganos internos.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
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<span style="color: #9fc5e8;">Había prometido que terminaría lo que había empezado. Cada vez que a él le daban la libertad se la quitaban a ella.</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-12160303360576790272013-09-04T12:15:00.002+01:002013-09-04T12:15:46.409+01:00No todos los DESIERTOS son VACÍO<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">He leído mil libros. Seguiré leyendo y esa será siempre mi respuesta: <i>he leído mil libros hoy, mil libros dentro de cinco años, mil libros dentro de diez…</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Y hoy en una de esas lecturas después de trasladarme al desierto, de ser testigo indiscreto de un cruce de miradas más allá del tiempo, he pensado en los protagonistas de todos esos libros. En cuántos de ellos saben que su mirada ha quedado para siempre atrapada entre las letras de un libro. En cuántos son solo personajes inventados y cuántos serán aquellos que en algún momento, quizá solo décimas de segundo, se cruzaron con ese escritor que les escribió inmortalizándolos para siempre.</span></div>
<div>
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-55471696861065887122013-08-30T09:55:00.000+01:002013-08-30T13:13:20.238+01:00Las MANOS de Dorian G.<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><i>Cierra los ojos</i>…acabo de leer. Solo tres palabras que pueden contener todos los sueños del mundo. Nunca me gustó que me lo hicieran. Que lo dijeran sí. Pero que se acerquen por detrás y me tapen los ojos con las manos nunca me ha gustado. Debe ser por la manía que tengo de que no me toquen la cara. Recuerdo unas manos frías de dedos largos que solían hacerlo. No era para regalarme nada, ni para mostrarme alguna sorpresa. La sorpresa en sí era su presencia. No sé cómo nunca se dio cuenta de lo hierático de mi cuerpo, del rictus en la sonrisa, de la poca sorpresa que me daba. También es cierto que, en aquel tiempo, esas manos estaban cargadas de buenas intenciones, el problema era únicamente mío: las manos y mi cara no conjugaban bien, incluso las mías, que solo se podían saltar la veda para enjugar lágrimas. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Aquellas manos me taparon los ojos alguna vez más. Muy pocas. Ahora ninguna. En el desván de su casa guarda un retrato, un retrato de sus manos. No quiere que nadie lo vea. Mientras las suyas con el paso del tiempo van adquiriendo lozanía, pierden el temblor y el color amarillo de la nicotina, las del dibujo van envejeciendo. Se arrugan. Se ennegrecen. Pequeños gusanos invaden el lienzo. Un lienzo que no solo capturó sus manos, también su alma. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-20358891609993827542013-08-23T12:36:00.000+01:002013-08-23T12:37:36.708+01:00CORAZÓN ...Espérame<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Sigo buscándolo. Creo que es lo único que sigo buscando y que aún guardo la esperanza de encontrar algún día. Un libro. Se llama "Corazón". Acababa de cumplir ocho años y hacía sólo unos días que había hecho la Primera Comunión. Una Primera Comunión como las de antes, con mis compañeras de clase, vestida con una hábito, todas iguales sin que se notase a simple vista quién tenía más o menos, no como ahora que cada Comunión se convierte en un alarde de gastos: quién escoge el restaurante más lujoso, quién lleva el traje "de novia" - porque parecen de novias, no de niñas de nueve años, más caro y espectacular- quién tiene más invitados...Y todo ello unido la mafia religiosa que no deja que saques fotos ya que han otorgado la exclusiva a cambio de un "sobre-donativo"...En la mía jugué al escondite en el salón, bebí clíper y anoté, entre los nuevos propósitos, en mi libro de comunión : comer bien.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Su nombre empezaba por A. Era la vecina del 5-1, la puerta justo de al lado. La veía muy poco. La recuerdo sonriente, con el pelo corto, morena...pero nada más. Tampoco recuerdo los cotilleos que posiblemente se produjesen en la cocina de mi casa. Seguro que entre todos los vecinos de aquel edificio de treinta y seis puertas ya le habían inventado una vida. Unos días después de mi comunión tocó al timbre...¡Lupita!- gritó mi abuela. Salí corriendo pensando que me iba a encontrar a mi amiga Natalia, pero allí sólo estaba A con un libro entre las manos. Era grande, grueso, con las tapas duras y el dibujo de la cara de un niño con el pelo rizado negro y en letras muy grandes el título: Corazón. Me lo había dedicado: "Con cariño a Lupita...A". Mi afán por la lectura no había empezado todavía. Creo que comenzó un año después; por eso el libro tuvo que esperar. Y esperó. Viajó conmigo a Tenerife. Allí descubrí sus dibujos a carboncillo que copié hasta la saciedad utilizando la cuadrícula que dibujaba encima, a lápiz, muy flojito. Y más tarde sus letras que formaban cuentos y cartas: <i>El pequeño patriota Paduano, El pequeño vigía lombardo, Sangre Romañola, Valor Cívico</i>...Títulos que sin duda debían asustar a un lector principiante de apenas nueve años pero que, una vez superado ese miedo, te hacían desear seguir leyendo, más y más... Leí el libro muchas veces. Pedí más libros. Descubrí a Los Cinco, a Puck, a Esther, a Sandokán, a Tom Sawyer, a Hukleberry Finn, a Bastian, a Momo...</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">Volvíamos del colegio. Entré en el ascensor y toqué el botón del quinto. Mi hermana y yo nos reíamos. Alguna aventura graciosa del colegio. Mamarora esperaba con la puerta abierta. Hubiésemos entrado sin más y sin darnos cuenta de la cinta amarilla que sellaba la puerta de al lado, del revoloteo que había en las escaleras, de las puertas que se abrían y cerraban, de los murmullos que subían por la escalera buscando cualquier oído dispuesto a escuchar, a especular, a inventar...pero Mamarora miró y yo miré. No pregunté. Entre susurros y susurros, palabras sueltas: era muy rara...novia...novio...familia...suicidio...que no se enteren las niñas...</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">No volví a ver a A. Y perdí a Corazón. De Tenerife fue a Oviedo y de allí a Lanzarote. Y de ahí a alguna biblioteca o colección privada. Me esperó una vez; por eso sé que aún lo sigue haciendo.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhunrf6QqJOSITWeMUZKrfjyqYAGdbA3T-_v8uCvVfo8INsdJxIYjoYEwVbLKy75cl1HJyUSBxXqHtYEG3no1-yWt0-knroJwaC4NcUBxp-LS4A4_4cdVhHNfU_KHqYv4-uwkPVC1z1e4dJ/s1600/27067102.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhunrf6QqJOSITWeMUZKrfjyqYAGdbA3T-_v8uCvVfo8INsdJxIYjoYEwVbLKy75cl1HJyUSBxXqHtYEG3no1-yWt0-knroJwaC4NcUBxp-LS4A4_4cdVhHNfU_KHqYv4-uwkPVC1z1e4dJ/s320/27067102.jpg" width="240" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-47239977411221219112013-07-26T11:11:00.001+01:002013-07-30T12:56:23.365+01:00INVISIBLE<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Había sido un duro día. Situaciones complicadas de la vida cotidiana a las que se unía la terrible tragedia de un tren cargado de sueños que se quedaron en unas vías que no llegaban a ninguna parte. Vagones que se volvieron de juguete en manos de un destino que tenía el pelo blanco. No nos poníamos de acuerdo en nada y discutíamos por el tamaño de unas tortugas. Que si un terrario es más grande, que no, que sólo cuando crezcan, que si no es grande no crecen. ¡Lo vas a saber tú mejor que yo que tengo una amiga que tiene dos! ¡Pues yo tuve seis!...<i>Y el número de víctimas iba creciendo...</i>También la nuestra, que pasó de ser tortuga a ser persona. Que sí queríamos algo mejor, que no sabemo<i>s</i> si te has precipitado. Que quizá el trabajo no sea el adecuado...<i>Y el número de víctimas iba creciendo</i>...Que si yo tomo mis propias decisiones. Que si tienen que esperar a hacer la digestión... Cogí el libro que estaba leyendo y conseguí olvidarme de todo: del día de Santiago, de felicitar a mi amigo Santiago, de las tortugas, del tren...y me hice invisible. “Invisible". Ese era precisamente el título de la novela de Paul Auster que leía. Pero llegó la hora de la cena. Tuve que soltarlo y volver a ser visible. Y volví a serlo a saco. Que sí la peli de la Sexta, que si la de la Paramount; y entre zaping y zaping, el morbo de ver a Lucía Etxebarria con un ataque de ansiedad en medio de un reality de Telecinco; y tú sin dar señales de vida...<i>Y el número de víctimas iba creciendo.</i>..Y Lucía llorando amenazando con irse; y yo inventando historias en las nubes en verde del wasup. Que el camino recto es el más corto. Que la respuesta más sencilla es la correcta. Que no merece la pena...<i>Y el número de víctimas seguía creciendo</i>... Volví a coger el libro y volví a hacerme invisible. La ilusión duró sólo unas horas más. Las mismas que tardaron las palabras en agotarse en mis ojos. Los cerré y entraron ellas, las pesadillas, dispuestas a susurrarme que había estado preocupada por algo, pero sin recordar el qué...<i>Y el número de víctimas seguía creciendo.</i>..Y quise dormir alejando pesadillas, cerrando los ojos pensando en algo bonito. Y te vi. Hoy. Al borde la piscina. Enseñándome cómo te tirabas de cabeza. Acababas de aprender. Ya no tenías miedo. Y cerré los ojos sonriendo por tu hazaña infantil y ya, sin miedo, deseando que se parara el contador...me dormí.</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-37931932209144998502013-07-20T12:34:00.000+01:002013-07-20T13:03:38.559+01:00CUENTOS en el Armario<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">No puedo dormir. Por la noche las palabras asaltan mis sueños. La puerta del armario, que Yui ha dejado abierta y que por hacerme la valiente no cerré, se presenta delante de mis ojos dormidos recordándome aquello que nunca he podido olvidar: los mundos que se esconden tras sus puertas, las aventuras que nunca me atreví a vivir y los seres fantásticos que no dejé entrar por cerrarla todas las noches, antes de acostarme a dormir, muerta de miedo. Esta noche la seguiré dejando abierta, a pesar de la inquietud que me produce cada vez que la veo al girar y girar sobre mi almohada, ya dura de tantas palabras caídas. Por la mañana recogeré esas palabras y quizá encuentre alguna huella (polvo de estrellas o lluvia azul), sobre la ropa doblada, debajo de la cama, o simplemente pueda recoger mis sueños en un papel que guardaré en el armario de mi cuarto junto a los cuentos de mi vida, los que sé que tampoco duermen, como yo, esperando que un día me atreva a entrar a jugar con ellos. Pero es que hay algunos cuentos que aún me siguen dando miedo… </span><br />
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="color: #9fc5e8;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5ACyw7qQA8XZIbLBZB029sbVB3qIVkxUy1y8lhX01iQK3ogGPx9ei-OocS1uKjKDSYCdnmmOmRwoy1TxiRyoJoa6eDCaMeIhRYLYLOqfmilYWSS1o4TVmqdNFBFOl6qjL7PFruHFHleZY/s1600/1004890_10200253089714339_756629292_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="239" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5ACyw7qQA8XZIbLBZB029sbVB3qIVkxUy1y8lhX01iQK3ogGPx9ei-OocS1uKjKDSYCdnmmOmRwoy1TxiRyoJoa6eDCaMeIhRYLYLOqfmilYWSS1o4TVmqdNFBFOl6qjL7PFruHFHleZY/s320/1004890_10200253089714339_756629292_n.jpg" width="320" /></a></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="color: #9fc5e8;">人魚</span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="color: #9fc5e8;">La sirenita</span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="color: #9fc5e8;">Escondida en mi armario...</span></div>
</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-77654254292734215192013-07-18T13:36:00.001+01:002013-07-18T13:46:43.512+01:00ISLEÑA y GUAJIRA (Belkys Rodríguez)<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Hace días que no escribo. Debe ser el verano que me está licuando la tinta en las venas y que sólo, en la oscuridad de la noche, cuando las temperaturas bajan, cuando reina el silencio del viento golpeando mis ventanas...llega a mi sueño el deseo de leer y de escribir. Y leí. Leí a Belkys, mi amiga<i> Isleña y Guajira</i>...</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">"<i>Guajira, no guantanamera y sí batabanoense. Batabanó, pueblito sureño, entre la campiña cubana y el mar Caribe; villa ilustre de la antigua provincia La Habana. El pueblo de la bala perdida, como solía decir un amigo mío; donde el diablo dio las tres voces y nadie lo escuchó. Casas de madera, desgastadas por la desidia y los huracanes; calles polvorientas, con domingos tan apacibles que hasta el calor bosteza y se aburre; perros sarnosos que vagan como almas en pena; el parque con su glorieta, el busto de José Martí, las palmas reales, el Liceo, la iglesia vetusta y achacosa, las Cuatro Esquinas por donde fluyen la algarabía de los niños que salen de la escuela y las aguas residuales. Allí late el corazón del pueblo: la librería, la cafetería donde solo venden ron y tabaco en moneda nacional, la tienda de Cheo (aunque el gobierno la expropió hace cincuenta años, todo el mundo la sigue llamando así), la shoping o tienda para comprar con dólares, la gasolinera, donde cobran también en “moneda dura” el combustible y los refrescos fabricados en la isla, la relojería, la barbería, los carros americanos de los años cuarenta y cincuenta con motores Nissan de los noventa, la tierra colorá que se te incrusta en la piel y en los pulmones, el cine Yaracuy que se cae a pedazos, la bodega sin víveres, la carnicería sin carne, los quioscos de los pequeños agricultores, con sus pregones de aquí tiene sus frijolitos frescos y su ají cachucha, la parada por donde no pasan guaguas desde la última glaciación.</i></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">Con sangre canaria y asturiana y un gen de Marco Polo. Isleña que por nada del mundo se le ocurre vivir en tierra continental. Guajira renegada que emigró primero a la capital, esa Habana inextinguible, caótica y decadente; después al Polo Norte, a la isla de fuego y hielo, y entre glaciares y volcanes aprendió a caminar sobre la nieve y a disfrutar de una aurora boreal desde la ventana de su casa. Entre elfos y vikingos vino al mundo su hijo, el primer cubano nacido en la tierra de Erík el Rojo. Un niño bilingüe de pelo negro entre tantos rubios y pelirrojos. Nuestros amigos nórdicos no podían entender cómo éramos capaces de sobrevivir entre el hielo y la oscuridad polar. Es que somos “duros de pelar”, como dijera mi padre. Tenemos genes a prueba de balas y llevamos una buena reserva de sol tropical en los recuerdos.</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<i><span style="color: #9fc5e8;">Ahora, otra isla, la de repuesto como la llama mi amigo Manuel. De clima subtropical, de calimas, barrancos, arenas negras, sin aguaceros, montañas color ocre, dunas, dragos y bosques de laurisilva, amigos de pura raza, el amor en la mirada de un hombre que empuja mis raíces más hacia el fondo. Roque Aguayro, Roque Nublo, Fortaleza de Ansite, Guayadeque, Santa Lucía, San Bartolomé, Agüimes, Arinaga, el mar Atlántico encrespado y enigmático. No quemo las naves, simplemente suelto los cabos para que naveguen sin timonel y sin brújula. Desde la orilla agito el pañuelo blanco intentando despedirme definitivamente de la nostalgia."</span></i></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Y escribí...</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">"Son las cuatro de la madrugada. No podía dormir y recordé que no había logrado acceder al blog. Lo intenté de nuevo y aquí estoy, más desvelada que antes, con lágrimas de emoción en los ojos dormidos, escuchando al viento que azota las ventanas, y pienso que es casi huracanado, como el de tu isla, en esta otra, vecina de la mía, de la tuya de repuesto, la que una vez me dijiste que querías conocer porque te recordaría a esa otra tierra,de fuego y hielo , donde nació tu pequeño vikingo ¡cubano! como él gritaría, si me estuviese leyendo, a los cuatro vientos...El viento sigue golpeando las ventanas, las palmeras, las puertas... y se lleva lejos la tierra del desierto que nos trae entre las nubes. Una tierra roja que lo cubre todo, que también se mete en los pulmones, que desafina los pianos y que seguro también trae recuerdos a una niña isleña y guajira. Y que quizá esté volando, entre otras nubes, de isla en isla, desde la mía hasta la tuya."</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Para ti mi querida Belkys...</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="http://mujerentreislas.blogspot.com.es/2013/07/islena-y-guajira.html"><span style="color: #6fa8dc;">http://mujerentreislas.blogspot.com.es/2013/07/islena-y-guajira.html</span></a></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-40359004424196621902013-07-06T12:34:00.004+01:002013-07-25T13:08:07.336+01:00MAMI en Japón (VI) (Cómo descubrí que tenía el don de lenguas)<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">La experiencia del sento fascinó tanto a mi madre que a los dos días decidió volver. Pero esta vez ella sola. Había sido otro día duro. Me me había acompañado al trabajo y mientras yo daba las horas de clase que tenía establecidas, ella me esperó dando vueltas en Tokyu Hands, un centro comercial de 10 u 11 plantas o más (ya no recuerdo) en donde encuentras de todo: desde un bolígrafo de ultra diseño hasta una bicicleta (también de ultra diseño); desde un fuchi-fuchi para matar cucarachas hasta un aparato de ultrasonido para ahuyentar ratas; desde un disfraz de luchador de sumo hasta una paellera. Y así podría seguir y seguir y la lista de las cosas más prácticas, junto a las más inverosímiles, sería interminable. Y mi madre encontró allí su segundo paraíso (el primero “el sento”). Cuando llegó a recogerme a la academia venía cargada de bolsas, otra vez con esa cara que se nos pone a todos en Tokio cuando realizamos nuestras primeras compras: los ojos desorbitados, la sonrisa de oreja a oreja, una especie de estrés por la mezcla de sentimientos: ¡Dios mío, me he pasado! ¡La Visa va a estallar! ¡Es una oportunidad única! ¡No pasa nada! ¿De verdad necesitaba ese papel de arroz? ¿Y esos papelitos cuadrados que no sé para qué sirven pero que eran preciosos? ¿Y esos alambres, para qué serán? Bueno…mañana vuelvo a buscar aquellas hojas secas…</span></div>
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<span style="color: #9fc5e8;">Volvimos a casa cargadas de bolsas. Yo estaba agotada y no tenía fuerzas para ir al sento; además, por mucho que dijese el médico japonés, que ese agua hirviendo, pero hirviendo de verdad, no era mala para el bebé que esperaba, yo me fiaba más de mi “Guía del niño”, la revista que me había enviado mi madre desde España, y de aquellas 100 páginas que fueron mi ginecólogo durante todo el embarazo. Y allí lo ponía bien claro: nada de saunas, ni aguas calientes. Así que mi madre decidió ir sola. Y se fue. Recuerdo que lo único que le dije fue que llevase los trescientos yenes para pagar…y nada más. Daba por hecho que había cogido el champú y el gel. Y no, no la había cogido:</span></div>
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<span style="color: #9fc5e8;">”</span><i style="color: #9fc5e8;">Llegué y pagué como me dijiste. Y fue cuando me di cuenta de que no había cogido ni champú, ni gel. Entonces vi a una señora que estaba lavando su toallita y le pedí que si me dejaba un poquito en la mano. Me explicó que me llevase el bote y que cuando terminase se lo devolviese. ¡Fue genial! Me pegué al chorrito de agua fría para no cocerme como un pollo y cuando terminé me senté a ponerme crema en la silla de masajes, y me di un masaje ….</i><span style="color: #9fc5e8;">`pero mami, si no llevabas dinero ¿cómo te diste el masaje?</span><i style="color: #9fc5e8;">´...Una señora se me acercó , me tumbó para atrás y metió una moneda en la ranura, me sonrió y me dijo que era mucho mejor terminar con una masajito</i><span style="color: #9fc5e8;">…`pero…¿hablaba español?´...</span><i style="color: #9fc5e8;">¡Guada! ¡Qué manía! ¡Que aquí todos hablan japonés!”</i></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-65482227100004972022013-06-20T07:55:00.000+01:002013-06-20T08:28:21.210+01:00El ÁRBOL que lloraba Hojas de LUNA<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Érase una vez un árbol que vivía en un patio detrás de dos puertas tan gruesas que no conocía al frío, ni al viento, ni tampoco al calor . Sus hojas caían cada año pero no sabía ni cuándo, ni por qué. Se quedaban a sus pies, amarillentas y adormiladas, cubriendo las raíces que buscando la libertad habían levantado el suelo y reptaban sigilosas intentando colarse por las rendijas de la primera guardiana que encontraban a su paso. Era grande, muy ancha y no tan gruesa como la segunda. Pero a diferencia de esta, estaba siempre cerrada, salvo una pequeña ventanita que siempre estaba abierta y por la que vislumbraba a veces un rayo de sol y otras, muy pocas, pero las mejores, un rayo de luna. El rayo de luna llegaba siempre cargado de historias. Le hablaba de las mareas que hacía crecer a su antojo, como ella lo llamaba "cuando estaba llena"; le hablaba del desierto en el que por más que lo intentaba no lograba reflejarse; de la lluvia que formaba charcos en los que pasaba de ser una a ser mil y de los árboles, de los árboles libres que acariciaba cada noche como le gustaría acariciarlo a él con su luz de luna. Y el árbol lloraba. Lloraba hojas sin saber si era otoño o invierno y bebía agua sin saber si era la sed del verano o las lágrimas del sol. Porque el rayo de sol no hablaba tanto como el de luna. Tan sólo lloraba sobre la puerta , la llenaba de pequeñas gotas que resbalaban hasta el suelo llegando a las raíces que no sabían que si bebes lágrimas de sol lloras hojas de luna.</span><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiC3zbvW1AuMZ3gouLZhCEry4u9Q9jHbBs47lj0kvSwNFtDHn99ilgwlT2CsQgaSkxy19tBO0_Wzzl-7aR4Ltj_tOgo4duoUmxbrURiNgNJLoxJdN5ZruU88nLOcPe3iAiUHD1Xr995Sd0L/s1600/7266_10200094901639736_1305226763_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiC3zbvW1AuMZ3gouLZhCEry4u9Q9jHbBs47lj0kvSwNFtDHn99ilgwlT2CsQgaSkxy19tBO0_Wzzl-7aR4Ltj_tOgo4duoUmxbrURiNgNJLoxJdN5ZruU88nLOcPe3iAiUHD1Xr995Sd0L/s320/7266_10200094901639736_1305226763_n.jpg" width="225" /></a></div>
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-91781399467563029272013-06-18T14:09:00.000+01:002013-06-18T14:19:39.154+01:00Es de BIEN Nacidos Ser AGRADECIDOS<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">“<i>El refranero español es muy sabio</i>”. Es una de esas frases que a fuerza de escucharla desde muy pequeña, primero a mi abuela y después a mi madre, se queda grabada para siempre:<i> “dime con quién andas y te diré quién eres”, “más vale una vez colorado que ciento amarillo”, “es de bien nacidos ser agradecidos”…</i>Refranes que me han enseñado lecciones de vida antes de que estas llegasen y, en otras ocasiones, una educación que, como decía Saramago, “<i>abre más puertas que mil universidades</i>”.</span></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYc5RKGxVoWiKphQX63goSvuy68zIIn8uI2EA8WL-HU88k2dw2Tdm5bFpMY8n19-RdjHWEggT0dytPpFgdK-HFRmGqbEKSQfIpP3mFLIPoZvWm7kNYofQkQIsspQixXB2XwkNB5PY1WYAT/s1600/1010935_5000978026652_215575824_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiYc5RKGxVoWiKphQX63goSvuy68zIIn8uI2EA8WL-HU88k2dw2Tdm5bFpMY8n19-RdjHWEggT0dytPpFgdK-HFRmGqbEKSQfIpP3mFLIPoZvWm7kNYofQkQIsspQixXB2XwkNB5PY1WYAT/s320/1010935_5000978026652_215575824_n.jpg" width="320" /></a></div>
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<span style="color: #9fc5e8;">No habla solo mira</span></div>
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<span style="color: #9fc5e8;">El bien agradecido nunca olvida</span></div>
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<i><span style="color: #9fc5e8;">`Aunque solo sea un perro´</span></i></div>
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<i><span style="color: #9fc5e8;">A Popi y a Sira</span></i></div>
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-15063458613699775022013-06-17T15:04:00.000+01:002013-06-17T20:34:33.079+01:00El DÍA que Dejé de Ser MARADONA<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Hay días en nuestra vida que quedan marcados para siempre, que por más que hayan pasado más de treinta y cuatro o treinta y cinco años nunca se olvidan…como aquel en que dejé de ser Maradona…</span></div>
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<span style="color: #9fc5e8;">Vivíamos en Tenerife, en la Calle Tomé Cano 14 (tampoco se me olvida), en el edificio Comasa II. Teníamos suerte: un edificio con una gran zona común en medio de la ciudad, con piscina, patios, jardines y amigos; y unos tiempos en los que los niños podían bajar libremente a jugar solos sin ese miedo a todo lo que ahora tenemos miedo. En mi vestuario infantil sólo había una par de “vestidos de niña”, unos vaqueros, algunas camisetas y nada más. Bueno, ¡sí! un uniforme que salía volando en cuanto ponía un pie en casa y lo cambiaba por una camiseta y un bañador y bajaba corriendo a jugar. Con lo de los “vestidos de niña” no quiero decir que no me gustasen, al contrario, me encantaban; era muy presumida y alguna vez me los ponía, pero para mis juegos favoritos no eran muy apropiados. Mientras mi hermana jugaba a enterrar bichitos muertos con las otras niñas del patio, entierros de verdad con procesión incluida, yo jugaba con los niños. Saltábamos obras, muros, nos subíamos siete en una bicicleta y nos hacíamos llamar “los siete fantásticos”. Jugábamos a indios y vaqueros cuando yo podía sacar de casa y con disimulo, la pistola de tiro al blanco con cable y enchufe incluido de aquella primera consola de videojuegos que nos había regalado mi padre.</span></div>
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<span style="color: #9fc5e8;">Lo de los “vaqueros” también había sido una adquisición reciente. Mi padre había decidido que las niñas también podían llevar vaqueros y nos compraron uno a cada una. Era para nosotras algo tan nuevo y desconocido que la primera vez que bajé al patio con ellos, tras varias horas de juego, me entraron ganas de hacer pipí. Mis padres estaban en “su hora de la siesta” por lo que teníamos prohibido tocar al timbre bajo ningún concepto. En una parte escondida del patio mi hermana me miraba desesperada mientras con sus pequeños deditos, ayudados por los míos, intentábamos </span><span style="color: #9fc5e8;">desabrochar aquel botón que tan poco se parecía a los de siempre. Mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas porque no había forma: estaba a punto de reventar y aquél botón no salía del ojal. Y me hice pis encima. Así aprendimos que hay botones sin ojales. Aprendimos el “click” que abrochaba y desabrochaba los pantalones vaqueros…</span></div>
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<span style="color: #9fc5e8;">Y las tardes de juego continuaron, con vaqueros y sin vaqueros. Con indios y sin indios. Y sobre todo con fútbol. No se me daba muy bien pero ponía todas mis ganas en intentar meter un gol. Recibía muchas patadas en la espinilla pero seguía detrás del balón, con aquel pelo revuelto que hizo que mereciese el sobrenombre de “Maradona”. Aquella tarde fue inolvidable. Metí dos goles y mis amigos, Willy, Alexis, Froilán, gritaban mi nombre eufóricos: “Maradona, Maradona” y yo corría y corría…hasta que una voz se coló entre las otras. De él sí que no recuerdo el nombre… “¡ A Maradona le están creciendo las tetasssss!”…Frené en seco. Noté las miradas de todos en aquella parte de mi camiseta roja…Doblé mi espalda, aún sigue doblada…No volví a jugar al fútbol…Dejé de ser Maradona…</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-4310302736394234832013-06-08T11:39:00.002+01:002013-11-06T10:28:02.822+00:00Conozco a un pájaro herido...<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Conozco a un pájaro herido que aún sin alas quiere volar. Lo encontré flotando en el mar y pensé que estaba muerto sin darme cuenta del lecho de algas que arrullaba su sueño. Me contó que cada día una nueva herida le robaba una pluma y que, de pluma en pluma, había construido otro lecho en el que algún día poder descansar. Le cuidé. Las plumas seguían cayendo pero me enseñó que esas heridas se podían convertir en grietas por las que se colaba el viento para ayudarle a flotar. Ahora volamos juntos: mis pies sobre la arena, sus alas sobre el mar. </span></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSpKn3CocWH3w2l3tVcWJc2NqwzdwLe2EmAdlKIzE4goi8dI0L3RA8-aNJDUkGP8XaNwMDbddfW2yb0PYR-B6XZHOnpcxirJH4Hv8dXXCm02tVUDNwL03bFtrLPD-NdqrGdpKjNI_TEUtZ/s1600/GetAttachment.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="259" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSpKn3CocWH3w2l3tVcWJc2NqwzdwLe2EmAdlKIzE4goi8dI0L3RA8-aNJDUkGP8XaNwMDbddfW2yb0PYR-B6XZHOnpcxirJH4Hv8dXXCm02tVUDNwL03bFtrLPD-NdqrGdpKjNI_TEUtZ/s320/GetAttachment.jpg" width="320" /></a></div>
<i><span style="font-size: x-small;"> </span><span style="color: #9fc5e8;"><span style="font-size: x-small;"> </span>Guada</span></i>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-38326773449955390552013-06-06T07:43:00.004+01:002013-11-06T10:27:17.443+00:00UNA de las IMÁGENES más BELLAS de mi Vida<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Sonreía feliz, a mi lado, mientras yo conducía. Me decía que era el día más feliz de su vida: ya media 1’40 cm, podía ir delante y además no iba en la guagua al cole. Llegamos unos minutos tarde. La acompañé hasta la verja y le dije que corriera. La mochila, enorme para su pequeño tamaño, cargada de palabras en inglés que había intentado memorizar, oscilaba al ritmo de sus rápidos pero torpes pasos. Me fijé en sus pies: los calcetines marrones embarullados en los tobillos, las tablas azules escalando por sus rodillas, alejándose del suelo, buscando crecer…Dobló la curva y dejé de verla. No miró hacia atrás, pero la vi sonreír. </span></div>
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-36527726255625251712013-06-05T08:21:00.000+01:002013-06-05T08:21:21.830+01:00MAMI en Japón (V)<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">La siguiente aventura japonesa de mami (porque hubo varias) estaba a punto de llegar. Aquella noche decidí llevarla al “Sento”. En Japón las casas siempre habían sido muy pequeñas, no todas, por supuesto, hay también casas muy grandes, pero para tantos habitantes como llegaron con el crecimiento posterior, con los nuevos rascacielos siguieron conviviendo las pequeñas casas y en su gran mayoría sin baño, por lo que proliferaron los baños públicos. Había varios en cada barrio y tuve la suerte de vivir a solo unos metros de uno de los más antiguos de la ciudad de Tokio. Me encantaba. Los baños públicos cuentan con una pequeña recepción en la que pagabas aproximadamente trescientos yenes y en la que podías adquirir champú y gel si necesitabas, pero lo normal es cada uno lleve el suyo en una pequeña palangana. En la recepción, hacia la derecha, está la entrada al baño de chicas y a la izquierda el de hombres. Esta separación comenzó con la occidentalización de Japón, porque tradicionalmente eran mixtos, no había ese pudor relativo a los sexos. Una vez dentro tienes una casilla en la que poner tu ropa. Haz de entrar desnudo completamente y coger de una fila un pequeño taburete de plástico y una palangana, y luego escoger una de las mini-duchas de las varias que hay (minis porque están a la altura de nuestras rodillas). Te duchas sentadita también en tu mini taburete y con la ayuda de tu pequeña palangana que te echas por encima llena de agua. Es divertidísimo y, una vez limpia, entras en la piscina-yacuzzi común. Única pega: agua hirviendo…pero hirviendo, hirviendo, sales escaldado como un pollo, y eso que a mí me gusta el agua muy caliente…Pero esa vez al estar embarazada preferí no meterme aunque ellos dicen que no pasa nada…La que sí se metió fue mi madre. Los gritos los podéis imaginar. Le había explicado que en una de las esquinas había un chorro de agua fría que servía para enfriar un poquito, pero muy poquito, esa zona de agua. Yo seguía sentada en el taburete haciéndome una pequeña exfoliación de cara, cuando de repente caigo en un sonido nuevo…algo así como un chorro de agua abierto a toda presión y que llevaba ya varios minutos así. Me di la vuelta enseguida porque sobre la marcha caí en la cuenta de lo que podía ser, al mismo tiempo que oía la voz de mi madre:</span></div>
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<span style="color: #9fc5e8;">- Ahora sí Guada. Ahora sí, esto es una maravilla.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">La cara de las japonesas era un poema. Mi madre les sonreía y les decía, por supuesto en español: “tranquilas, tranquilas, que esto ya está cogiendo una temperatura chachi.” Ellas la miraban igual de sonrientes. Hacer eso era impensable. Lo podías abrir unos segundos y un poquito, pero no a todo meter y ya durante varios minutos…Pero con su sonrisa creo que perdonaron a mi madre; a esa extranjera que les sonreía de oreja a oreja (algo también inusual allí) y que compartía, tan feliz, una de sus costumbres más antiguas.</span></div>
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2768204946716175655.post-19928181471591606142013-06-04T13:40:00.006+01:002013-06-04T13:40:52.767+01:00MAMI en JAPÓN (IV)<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Y llegó a a casa. Venía cargadísima con una maceta que era algo así como un árbol con casetita para un pájaro de madera incluida y llena de plantas. Colgando de una mano, bolsas llenas de libros y en la otra algo más que no recuerdo. Parecía un árbol de navidad iluminado sólo con su sonrisa.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">-¡Mami! Que aquí no se puede gritar así en la calle, que todos los vecinos deben estar asustados diciendo “extranjeros tenían que ser”.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="color: #9fc5e8;">Ni me escuchaba. Hablaba sin parar, tan rápido que llegué a creer por un momento que me estaba hablando en japonés. Me contó que había conocido a un montón de gente. Que las plantas me las traía de una floristería en la que me conocían; “Pero mami, qué dices, a mí no me conocen en ninguna floristería”. “Que sí Guada, que les expliqué que trabajabas en la radio , que eras Guada-san y ellas me dijeron claramente que te conocían”.</span></div>
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<span style="color: #9fc5e8;">-Pero , ¿hablaban español?-le pregunté</span></div>
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<span style="color: #9fc5e8;">-No!!!! Japonés!!!!!</span></div>
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<span style="color: #9fc5e8;">Y sí , seguro que mi madre las entendió o ellas a ella, lo cierto es, que mi madre estaba feliz porque me conocían, porque había encontrado unos libros maravillosos en una tienda de segunda mano, porque ahora mismo iba a salir a comprar pan bimbo para hacerme un gazpacho…Y salió. Le di otra vez instrucciones precisas para que supiera ir al supermercado que estaba a solo unos metros de casa. Y tardó. Tardó un montón y llegó hecha un basilisco. Me explicó que no había encontrado el supermercado por lo que se metió en una hamburguesería. Les había explicado (también en español) que solo necesitaba un pan bimbo para hacer gazpacho. Por supuesto, mi madre no sabía que en Japón es imposible que les pidas algo que se sale de su menú, quiero decir que por supuesto había pan bimbo porque había perritos, pero nunca te pueden vender un pan solo, sin salchicha, aunque te lo vendan al mismo precio. Es algo impensable. Así que no le quedó más remedio que comprar el perrito, abrir la caja, sacar la salchicha y decir “sayonara” . Aún hoy me sigo preguntando cómo ella lograba entenderles y cómo ellos la entendieron a ella…si es que lo hicieron.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/05979093719473064841noreply@blogger.com0