Recuerdo dos infancias: una aquí y otra a la que yo llamo “lejos de aquí”. Ambas son mis infancias, pero la que me abre el corazón es aquella, la de las tortugas y las tartanas. Aún me siguen preguntando de dónde soy. No me consideran ni de aquí ni de allí, pero si le preguntan a mi corazón respondería (o ya lo hace si lo pudieran escuchar latiendo al ritmo de las olas), que soy del mar que escuchaba cada noche y que me arrullaba mientras dormía. Y quise que ella también creciera aquí. Quise hacerla del mar, pero del mar no te haces. Del mar... eres. Y ya no había tartanas, ni tortugas gigantes en el Mercado Central. Ya no hay ‘canarios´ en la solana. Pero si cierro los ojos, entre el murmullo del mar, aún escucho al afilador …Y vuelvo a pasear en tartana. Y mi abuelo vuelve a cogerme de la mano porque sabe que, si no lo hace, volveré a nadar con las tortugas…
Qué recuerdos....me invade la nostalgia.
ResponderEliminar¿Te acuerdas de las tortugas?
EliminarClaro que me acuerdo, y de los canarios: mi abuelo tenía muchos canarios y lo recuerdo limpiando las jaulas, hablando con ellos y su canto....fue todo tan bello como lo recuerdo?
ResponderEliminarSí Ruth...fue tan bello y tenemos la suerte de recordarlo así.
EliminarTienes muy bellos recuerdos, Guada. Y los expresas maravillosamente. Besos
ResponderEliminarGracias Olga!!!!!!!!
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