viernes, 17 de mayo de 2013

MAMI en JAPÓN


Os había dejado con mi madre a punto de desmayarse en medio de Shibuya, después de haber comido en un restaurante indio tras treinta horas de viaje para llegar a Tokio, por lo que cogimos el metro y volvimos a casa. Mi madre soñaba con una ducha..así que se metió en "la ducha". El sistema de encendido del gas era un tanto complicado por lo que, mientras ella se encontraba desnuda encima de aquel suelo de mosaico esperando a que yo le diera las instrucciones para meterse en lo que parecía una bañera diminuta, le di a la manivela, encendí el gas y abrí el agua...

- ¡Guada! ¡el suelo! ¡se está mojando el suelo!- gritaba mientras daba pequeños saltitos e intentaba tapar con las manos el chorro de agua para evitar una inminente inundación.

Y es que esa, exactamente, es la reacción que tenemos todos los extranjeros que nos damos una primera ducha en Japón en un baño estilo oriental. La zona llamada "húmeda" se encuentra separada del cuarto de baño propiamente dicho, que suele ser un cuarto muy pequeñito con un lavabo diminuto y la taza del water. Al contrario del de la ducha y bañera que suele ser más amplio y donde todo "se moja",:suelo, paredes, ventanas si las hay...Pues eso, te duchas fuera y luego te metes un buen rato en la bañera previamente llena de sales japonesas y agua hirviendo. Agua que compartes con todos los miembros de la familia. Lo malo es que la bañera de mi casa, en vez de tener ese color celeste que tenían todas, estaba amarillenta, era diminuta y por más que la limpiase no conseguía sacarle brillo, por lo que nunca me dio la confianza suficiente para disfrutar de ella. A mi madre le costó creer que duchándose así no iba a inundar la casa, pero estaba tan cansada que se duchó, lo mojó todo y cayó rendida en el futón. Pero aún le quedaban más sorpresas.

Debían ser las dos o tres de la madrugada cuando una fuerte sacudida hizo temblar toda la casa. ¡Dios! - pensé - le va a dar un infarto. Abrió los ojos, me miró aún desde el mundo de los sueños y creo que me oyó decir: tranquila mami, es sólo un terremoto. " Ah, vale..." Y siguió durmiendo...

Continuará...

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