viernes, 31 de mayo de 2013

MAMI en JAPÓN (III)

De Ginza nos fuimos en metro hasta el Tokyo International Forum del arquitecto Rafael Vinoly. Es un edificio espectacular, y a pesar de lo cansada que me encontraba no quería que mi madre se lo perdiese. Y sí…estaba muy cansada y empecé a encontrarme muy mal, pero no quería asustarla. Le dije que iba un momentito al baño y casi me muero del susto cuando me di cuenta de que me había salido un poquito de sangre. Intenté recomponer mi cara, que se había quedado más blanca que la de una geisha espolvoreada con polvo de arroz y salí como si nada. Ella estaba feliz, admirada con todo lo que veía. En el metro no paraba de hablar y yo no podía ni sonreír del susto que llevaba encima. De repente, mi madre me miró y me preguntó: ¿estás cansadita, verdad?. Siiii….me salió en un susurro. Llegamos a casa y allí le confesé lo que me pasaba. Llamamos inmediatamente a mi padre y nos tranquilizó diciendo que era algo normal, que al día siguiente me quedase descansando y así lo hice. Pero mi madre se levantó con las pilas recargadas. Quería salir a descubrir mi barrio. Le di todos los datos necesarios para que no se perdiese. A pesar de que todo parezca muy sencillo, todas las calles son iguales y es facilísimo perderse. Le dije que por nada del mundo saliese de la calle principal, que fuese recto hasta la estación y que allí diese la vuelta y volviese. Siempre recto, y que grabase bien algún detalle para saber en qué callecita debía doblar a la izquierda para llegar a mi casa. Y lo más importante: dirección y teléfono apuntado en la libretita de “notas de Japón” que llevaba. Y se fue. Debo confesar que me quedé superpreocupada. Llevaba poquitos días allí y no tenía la seguridad de que supiese orientarse muy bien. Ya había pasado algo más de media hora cuando de repente veo algo de color gris encima de mi mini-nevera, algo que parecía una pequeña libretita de notas…algo que se parecía muchÍSIMO A …LA LIBRETA DE MI MADRE!!!!!!!!!!!! Con mi dirección y número de teléfono…Casi me da un infarto. ¿Cómo iba a volver si se perdía? Y lo peor de todo: le había dicho que no tardase mucho y las horas iban pasando…¡Toda la mañana! Y no me atrevía a salir a buscarla por si ella venía y no me encontraba en casa. Así que no me quedó más remedio que esperar y esperar. Casi me estaba quedando dormida cuando oigo unos gritos en la calle…No me lo podía creer: ¡Guadaaaaaa! ¡ Guadaaaaaaaa! ¡Ya estoy aquíííí! Me asomé corriendo a la ventana-balcón y vi a mi madre. No creo que yo fuese la única. Detrás de los visillos de todas las casas de alrededor, eso sí, de forma muy discreta, también estaban asomados mis vecinos, asombrados de ese escándalo al que estaban tan poco acostumbrados…


miércoles, 29 de mayo de 2013

De GRACIELA para los que tenemos la Suerte de ser sus AMIGOS

"29 Maggio 2013

La noche de ayer se presentaba como tantas otras, llena de pensamientos que no me dejan dormir. Estaba cansada de las preocupaciones, principalmente por el futuro, que no me dejaban dormir. Así que cambié de actitud, y me dije "¿por qué no hacer cómo en las meditaciones?"

Y comencé a pensar, “relaja tu cuerpo, visualiza como se relaja cada uno de los músculos de tu cuerpo, desde la cabeza hasta los pies””Ahora visualiza una luz brillante que va recorriendo tus venas, desde tu cerebro hasta la punta de tus pies”.

La cosa funcionaba!!!, estaba relajada y no pensaba en nada. Increíble!!!. Después me dije “ahora visualiza las cosas que llevarías en un viaje, llenando una mochila de 15 kilos”. Empecé a visualizar todas esas cosas y a llenar mi mochila.....entonces!!!!me quedé dormida.

Al día siguiente me levanté con mucha más alegría. Salí a hacer unos recados, es miércoles, día de la audiencia del Papa (el lugar en el que vivo en Roma está a pocos metros de la plaza de San Pietro, sobre una colina desde la que puedo ver la Cúpula de San Pietro). Así que las calles estaban llenas de gentes de todo el mundo y rincones de Italia que habían venido a escuchar al Papa. 

La energía que sentía en mi interior era impresionante, el cruzarme con todas estas personas, de edades y lugares diversos, me estaba transmitiendo una energía que me llenaba....justo!!!....desde la cabeza hasta la punta de los pies.

Llegué a casa, comí y sentí la necesidad de ir a caminar. Me sentí afortunada de la localización de la casa de mi amiga en Roma (que me acoge en estos momentos difíciles.) Detrás de su casa está Villa Phanfili, un parque enorme!!!, un bosque en medio de Roma.

Me puse a caminar con la intención de recorrer todo el parque. Caminaba a un paso muy veloz, como si me persiguiera algo. Mis pensamientos comenzaron a recorrer mi pasado, mis momentos alegres y tristes, mis aventuras, mis desafíos, mis errores y mis triunfos.

Caminaba como si me persiguiera el pasado, emociones, amigos, amores, familia, una sucesión de imágenes que resumían quien era yo, la evolución de mi persona, los obstáculos salvados y también el pulso ganado a la muerte.

Entonces me sentí satisfecha de mi, me sentí llena de mi, orgullosa de mis raíces, de mi procedencia, de mi familia y amigos, del camino recorrido hasta este momento, de los obstáculos salvados.

Me juré que nunca más me afectaría el desprecio de aquellos que no entienden la importancia de la procedencia, de las raíces, del amor a la tierra. Los pobres de corazón no me harán sentirme pequeña por sus insultos, porque mi corazón es grande y mis raíces también.

Es entonces cuando me di cuenta de que la mochila que había hecho la noche anterior era para trascurrir mi camino del futuro y que aquella noche había cerrado la puerta con mi pasado. 

Gracias amigos por quererme, por apreciarme tal y como soy, por estar ahí cuando os he necesitado.

VIVA LA VIDA DEL QUE CAMINA CON HONOR, CON SINCERIDAD, CON DIGNIDAD Y LA DEL QUE EL AMOR ES SU BANDERA."

GRACIELA RUIZ ORTIZ desde ROMA

lunes, 20 de mayo de 2013

MAMI en JAPÓN (II)


Se levantó como nueva. Los efectos del jet-lag se iban suavizando pero no tanto como para hacerle recordar el terremoto de la noche anterior, así que yo tampoco se lo recordé. Nos íbamos a ir todo el día de excursión: Asakusa, Ginza, paseo en barco por la bahía de Tokio…Pero antes de comenzar, abrió la maleta. Con toda la tensión emocional del primer día no me había percatado del tamaño descomunal de esta y cuando la abrió…¡Treinta kilos de ropa infantil! No exagero: treinta kilos de ropa que iban desde los 0 meses hasta los cinco años, y lo mejor de todo, azul-celeste. Mi madre había decidido que iba a tener un niño. Y entre todo ese muestrario, tres conjuntos premamá. Pero premamá- premamá para un embarazo ya avanzado y yo, no solo no tenía la más mínima señal física de estar embarazada, sino que incluso estaba más delgada. Pero los que conocéis a mi madre sabéis ya que, ese mismo día, yo salía “vestida de embarazada” sí o sí. Y así fue. Fui vestida de “marinerita embarazada”.

De las personas que nos visitaron en Tokio puedo asegurar que nadie disfrutó tanto como ella. Los que visitan Japón o se vuelven locos y quedan fascinados por todo lo que ven o justamente lo contario: no ven el momento de volver a casa. Mi madre estaba entre las primeras. Y fuimos a Asakusa y por más que busqué el restaurante de okonomiyaki (especie de pizza japonesa) al que quería llevarla, no lo encontré. Nos tomamos una cervecita (yo un refresco) en el “Golden Flame” de Philippe Starck. Bajamos en barco por el río Sumida y recuerdo a mi madre asombrada viendo cómo una niña coreana se comía, como si fueran chuches, una bolsa entera de nori (algas verdes secas). Y llegamos a Ginza, la segunda calle más cara del mundo después de la Quinta Avenida de Nueva York, aunque durante mucho tiempo ocupó el primer lugar. Y es ahí, bueno, en todo Tokio, pero especialmente en Ginza, en donde si tienes cierta tendencia al consumismo o incluso me atrevería a decir que, aun sin tenerla, te vuelves loco y lo quieres comprar todo. Yo ya había advertido a mi madre. Le había dicho que viese lo que viese, pasase lo que pasase, debía superar ese primer impulso, que era duro, muy duro, y que era algo normal; pero que debía superarlo porque, además del descalabro a la Visa, ese afán consumista sin control llegaba a provocar estados cercanos a un ataque de ansiedad. De nada sirvieron las serias advertencias. Lo quería todo. Pliegos y pliegos de papel japonés de los colores más maravillosos que jamás hayas visto. Los abanicos de todos los tamaños y formas imaginables. Las cajas que los protegían. El papel que los envolvía. Las bolsas donde los guardaban. Incluso llegó a pensar en comprarse algo en Tiffany´s y que ya vería cómo lo arreglaba una vez llegase a España.

Estaba atardeciendo, las luces de neón empezaron a encenderse y, en medio de esa vorágine, dos españolas merendaban delante del escaparate de Tiffany´s igual que una vez desayunó Holly. Ellas en Ginza. Ella en Fifth Avenue.

Continuará...

viernes, 17 de mayo de 2013

MAMI en JAPÓN


Os había dejado con mi madre a punto de desmayarse en medio de Shibuya, después de haber comido en un restaurante indio tras treinta horas de viaje para llegar a Tokio, por lo que cogimos el metro y volvimos a casa. Mi madre soñaba con una ducha..así que se metió en "la ducha". El sistema de encendido del gas era un tanto complicado por lo que, mientras ella se encontraba desnuda encima de aquel suelo de mosaico esperando a que yo le diera las instrucciones para meterse en lo que parecía una bañera diminuta, le di a la manivela, encendí el gas y abrí el agua...

- ¡Guada! ¡el suelo! ¡se está mojando el suelo!- gritaba mientras daba pequeños saltitos e intentaba tapar con las manos el chorro de agua para evitar una inminente inundación.

Y es que esa, exactamente, es la reacción que tenemos todos los extranjeros que nos damos una primera ducha en Japón en un baño estilo oriental. La zona llamada "húmeda" se encuentra separada del cuarto de baño propiamente dicho, que suele ser un cuarto muy pequeñito con un lavabo diminuto y la taza del water. Al contrario del de la ducha y bañera que suele ser más amplio y donde todo "se moja",:suelo, paredes, ventanas si las hay...Pues eso, te duchas fuera y luego te metes un buen rato en la bañera previamente llena de sales japonesas y agua hirviendo. Agua que compartes con todos los miembros de la familia. Lo malo es que la bañera de mi casa, en vez de tener ese color celeste que tenían todas, estaba amarillenta, era diminuta y por más que la limpiase no conseguía sacarle brillo, por lo que nunca me dio la confianza suficiente para disfrutar de ella. A mi madre le costó creer que duchándose así no iba a inundar la casa, pero estaba tan cansada que se duchó, lo mojó todo y cayó rendida en el futón. Pero aún le quedaban más sorpresas.

Debían ser las dos o tres de la madrugada cuando una fuerte sacudida hizo temblar toda la casa. ¡Dios! - pensé - le va a dar un infarto. Abrió los ojos, me miró aún desde el mundo de los sueños y creo que me oyó decir: tranquila mami, es sólo un terremoto. " Ah, vale..." Y siguió durmiendo...

Continuará...

sábado, 11 de mayo de 2013

VIDAS


Hay vidas vestidas de palabras
Que se escriben solas
Otras que se cubren con harapos
De vocales perdidas
Y consonantes erradas
Las que debieron ser borradas
Antes que escritas
Las que habitan los sueños
Y aquellas
Pocas
Que merecen ser contadas

martes, 7 de mayo de 2013

DESASOSIEGO


He decidido callar
Ahora prefiero escuchar
lo que susurran los libros
Silenciar a las sombras hirientes
camufladas de alquitrán
Ahuyentar el desasosiego
que exhala tu boca
cenicienta
vacía

viernes, 3 de mayo de 2013

El Olor de las PALABRAS


-¡Ay, cómo huelen los libros a viejo!- dijo mientras sujetaba con manos temblorosas una edición del siglo XVIII del Quijote. Estaba sentada en la fila de atrás y pude oler a cuero, a tinta, a escribanos, a castellano antiguo, a los sueños de Alonso Quijano, a Dulcineas del Toboso...
Intenté acariciar las tapas, casi con miedo, temiendo que el papel empezase a descomponerse, a desaparecer entre mis dedos y pensé en Cervantes, en qué pensaría si nos viese allí. Aprendices de escritores enamorados de las letras deseando escribir, tan sólo media página, con la misma magia que lo hacía él y con su libro entre las manos...tres siglos después.