sábado, 10 de noviembre de 2012

ÉL


Hoy nos quedamos sin casa. Posiblemente no seamos los únicos y tres calles más allá, cinco ciudades más allá, algún país a la derecha, otra familia esté pasando por lo mismo. Sé que no hay nada que hacer. Mi mujer llora desesperada aferrada a los últimos enseres que han quedado sin mal vender y a aquellos que no quisieron ser vendidos. Aquellos que atesoraban el recuerdo de nuestro niño, de tiempos de risas y alegrías, y de otros tiempos que llegaron después a borrarlas sin piedad. No sé a dónde vamos a ir, pero no tengo miedo. El miedo lo perdí cuando le perdí a él. No sólo el miedo. También la perdí a ella. Aquel grito desgarrado que me atravesó el alma, que agrietó las paredes de nuestro hogar y que nunca se ha ido, es lo único que me ha quedado de ella. Eso y su nombre, Melancolía. Ese nombre al que ella le tenía tanto miedo y que imprimía una sombra siempre triste en su mirada, tan convencida estaba de que con ese nombre no podía hacer otra cosa más que ser triste, vivir triste y, por qué no, morir triste. Ese miedo que hizo que él no tuviese nombre. Creía tanto en el poder de las letras que ninguna unión de las mismas formando un sonido inteligible le parecía inexpugnable a los avatares del destino. Sin nombre, no pudo ser inscrito en ningún registro. Nuestro niño no existía.Y fue tarde. Cuando la fatalidad llegó y fue consciente de que sin nombrarle lo único que había conseguido era cimentar las bases de su no existencia, le nombró. Mil y un nombres salieron de su boca. Gritos desgarrados que fueron desde Platón hasta Domingo. Desde Jesús a Galileo. Desde César a Pedro. Con alguno sonreía, con otros lloraba y con uno se durmió. Nunca supimos cuál fue, por eso en su lápida sólo están grabadas todas las letras del abecedario, para que él baile con ellas, sienta su música y escoja el nombre que tanto le hubiese gustado escuchar. Ya no oigo su llanto. Creo que también se ha dormido.

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1 comentario:

  1. Sin gritos, sin espanto, yo me derrito, las letras combinaron, calor en este sitio, de impresionante relato.

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